sábado, 22 de marzo de 2008

El Rotativo, 25 de febrero de 2008, pag. 32

CRÍTICA DE CINE: MONSTRUOSO

Rob ha aceptado una propuesta de trabajo en Japón, y antes de su traslado, su familia y amigos han organizado una fiesta sorpresa. En ella, su amigo Hud pasea entre los invitados, cámara en mano, pidiéndoles que posen enviando un mensaje de despedida. De pronto, un temblor sacude el edificio y tras algunos minutos de incertidumbre, ya en la calle, ven cómo la cabeza de la estatua de la libertad se estrella contra el suelo. Huyen despavoridos y se refugian en una tienda de comestibles, donde descubren que el caos lo ha originado una bestia gigantesca surgida del mar y que está destruyendo Manhattan. Rob recibe una llamada de Beth, su amor platónico, que está atrapada en su apartamento, y decide ir a rescatarla. En su aventura, le acompañarán entre otros, el cámara de la fiesta, que no ha dejado de grabar en ningún momento.

Monstruoso no es una película de terror propiamente dicha. Pero ¿qué es, hoy en día, una película de terror?

Este género nació con el objetivo de sembrar el miedo en su público. Así esta categoría cinematográfica evolucionó al thriller tal y como lo conocemos. Pero ahí no quedó la cosa. Para los que buscaban emociones más fuertes, Hollywood hizo aparecer las “películas de vísceras”, que si bien no asustaban (o sí), conseguían que el espectador sintiera repugnancia y angustia. Más tarde, recurrieron a los sustos o al terror psicológico y se siguen usando hoy día, creando películas con todos estos recursos, pero el terror en sí ya no lo sienten los espectadores, sino los personajes de las películas. La finalidad del cine de terror es básicamente entretener.

Y eso es lo que hace esta película. Entretiene, como lo hace una montaña rusa. Con sus movimientos de cámara, imitando la grabación de un aficionado, cuenta con un elemento poco explotado -que no innovador-: la ausencia de algunos de los clichés de este tipo de filmes. Ausencia de héroe, de argumento, de explicaciones. La película transcurre desde el punto de vista de un ciudadano anónimo que quiere evitar morir a manos de la bestia que asola su ciudad. ¿Qué importará de dónde haya salido o cómo combatirlo? Todo su propósito es salir ileso. Otra cosa es que lo consiga, para saberlo hay que ir a ver la película.Uno de los principales temores en este tipo de filmes es que el monstruo se intuya, pero no se vea. No es el caso de Monstruoso, donde la bestia disfruta de jugosos primeros planos, y perspectivas novedosas (desde el suelo, desde la calle, como lo vería usted y como lo vería yo).

En definitiva, Monstruoso son ochenta minutos de entretenimiento y diversión que si no marean, hacen pasar un gran rato. Y quien lo que pretenda es pasar miedo, que encienda el televisor a la hora de los informativos. Eso sí que es terrorífico.



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